martes, 22 de agosto de 2017

Instinto básico

No, no me refiero a la película de los 90's de Sharon Stone y Michael Douglas que tantas "pasiones" levantó, esta vez pretendo ser mucho más literal, más directo; hablo simplemente del instinto básico, tal como suena, tal como se escribe y se pronuncia.

Me refiero a ese "sentido arácnido" que nos advierte antes de que ni siquiera hayamos procesado lo que está sucediendo o incluso antes de que tengamos toda la información necesaria para poder entender de qué se trata.

Todos lo tenemos casi de nacimiento, diría yo, pero no todos hacemos el mismo uso de él ni lo desarrollamos de la misma forma, es evidente.

Yo lo utilizo mucho, hay incluso quien me diría que puedo llegar a ser impulsivo, aunque no creo que sean la misma cosa, los impulsos vienen sin más, carentes de una explicación, pero cuando es el instinto el que interviene las decisiones tienen un trasfondo, una base fruto principalmente de la experiencia acumulada, y ahí es donde reside su mayor poder.

Nos permite tomar decisiones de forma rápida, eficaz y si se trabaja lo suficiente, acertadas en un alto porcentaje de los casos. Es como un círculo vicioso, cuanto más se usa, mayor es su poder y más embriagadora es la sensación de satisfacción al decidir, porque seamos sinceros, tomar decisiones es una de las cosas más difíciles que hacemos y lo hacemos continuamente.

¿Por qué no aprovechar entonces esta herramienta llamada instinto? ¿Por qué no entrenarla, afilarla y sacarla a relucir en cada ocasión que se nos presente?

Cuando comentas algo así con otra persona, por norma general el interlocutor apela a la necesidad de tomar decisiones más racionales en favor de las instintivas, pero no creo que sean mutuamente excluyentes, es posible aprender a usar cada cosa en su debido momento.

Por si eso fuera poco, actuar por instinto genera autoconfianza y refuerza la seguridad en uno mismo. Te permite enfilar los problemas por complejos que sean y despacharlos sin vacilar ni advertir el más mínimo atisbo de duda.

¿Y por qué cuentas todo este rollo ahora, Juanma? pues es fácil: porque no me invade el temor, simplemente soy más consciente de todo cuanto me rodea, percibo muchos detalles que antes no podía ver o que en un primer vistazo pasaban desapercibidos, noto perfectamente como barreras que antes me parecían imposibles de traspasar, ahora se abren sólo con mi paso, los límites se disipan y todo aquello que parecía imposible de repente parece alcanzable.

Lo mejor de todo, es que estas sensaciones viven ya tan arraigadas en mi interior, que casi no ocupan espacio en mi mente, dejando lugar para que otras nuevas lleguen para quedarse. Es mi parte más primitiva la que evoluciona, mi ser más básico, mi yo más fuerte, seguro y poderoso. Todo cuanto espero es que este instinto básico, me siga guiando por tan maravilloso camino ;)

martes, 11 de julio de 2017

Palabras pinceladas

A veces sucede sin más, siento de nuevo el impulso de poner mis dedos sobre las teclas y dejarme llevar.

No existe una motivación concreta, es puro instinto, me lo pide el cuerpo​ y ya está. Intentar entenderlo es perder el tiempo.

Ha pasado bastante desde la última vez, pero no por eso es menos importante, más bien todo lo contrario. Parece como si mi cerebro funcionase con ciclos que se autoreciclan que me empujan a pulsar las teclas.

La creatividad no es una de mis mayores virtudes, los que me conocen lo saben bien, pero me motiva bastante la sensación de encontrarme un lienzo en blanco y crear algo nuevo. Me proporciona la oportunidad de enlazar pequeñas partes de ideas o imágenes difusas que permanecen escondidas en los rincones de mi mente y acaban dibujando algo con personalidad propia.

No sé vosotros, pero a mi me relaja, me ayuda a escapar de las cuestiones del día a día y sobre todo a reflexionar, a hacer una pequeña pausa y observar la foto completa con perspectiva.

Este ejercicio me sitúa en una posición excelente para distinguir claramente cómo ha sido el recorrido y hacia dónde va permitiéndome no perder el rumbo.

Sin embargo, lo que más me gusta es la claridad que aporta sobre lo que de verdad importa, la gente que me rodea, el entorno y cómo la combinación de estos dibujan la silueta del camino.

No me siento aprisionado por las líneas cercanas a los bordes, al revés, tengo claro que soy yo quien marca el rumbo, igual de claro que tengo que el entorno, las personas que me rodean y las cosas que de verdad importan son lo que me hacen ser como soy, lo que me hace empujar las líneas y mirar al frente.

Tengo claro que pintar estas palabras es parte de mí.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Nuevamente nos encontramos a 24 de diciembre (qué rápido pasa el tiempo...), nuevamente un momento en el que los recuerdos afloran, las personas se acercan para celebrarlo, repasamos inconscientemente lo sucedido y en la mayoría de los casos, esgrimimos una inevitable e inocente sonrisa como cuando éramos niños.

Los que me conocen, saben de esa manía mía tan fea de iniciar el discurso pertinente en las celebraciones, eso de "decir unas palabras", va de serie en mi carácter.

Me gusta eso del sentimentalismo, los buenos recuerdos, decir lo que pienso (igual no se nota por el blog :P) y sobre todo compartirlo con mis allegados. Soy de esos que creen que siempre hay que buscarle la parte positiva a todo, pero también de los que creen que lo más importante son las personas.

No importa cuanto poseamos, si tenemos estudios, un coche aparcado en el garaje, ni siquiera si tenemos un trabajo bien remunerado; nada de eso tiene valor sin las personas que viven en nuestro entorno. Y es que esas personas son las que nos definen, nos ayudan a conocernos a nosotros mismos, aportan valor al resto de cosas y enriquecen nuestras vidas.

Ese, es el principal motivo por el que escribo estas palabras, porque me siento afortunado, porque las que me rodean, son grandes personas, personas que me han apoyado, que han confiado en mi, que se han reído conmigo y con las que he compartido momentos que pasarán al recuerdo.

Así, y aunque también ha habido momentos menos agraciados, hoy, quiero rendir homenaje a través de esta entrada, a los buenos momentos y a las buenas personas que me han acompañado.

Gracias a todos de corazón, os deseo unas felices fiestas y que disfrutéis todo lo que podáis de estos momentos.

Feliz Navidad

Juanma

martes, 20 de diciembre de 2011

Momentum

Todo tiene su tiempo y su momento; es decir, a pesar de la aparente contradicción de esa frase, no es lo mismo el tiempo que el momento, al menos no para mí.

Pasado el tiempo, uno cree que los sucesos acontecidos son consecuencia directa de los anteriores (unos más que otros), situando de forma automática un orden rígido entre los mismos dado su "tiempo" o el momento en el que transcurrieron, pero no por ello, ese momento es lo mismo que el instante en que uno de esos sucesos tiene lugar destacando sobre el resto pero al mismo tiempo apoyándose en éstos.

Es cuando todo cobra sentido, cuando parece que eso que nos contaban en algunas curiosas producciones cinematográficas de la alienación de los planetas no era una mera coincidencia. Pero lo más destacable es que no importa el instante de tiempo en el que tenga lugar, porque cuando es "ese" momento, todo es atemporal.

Pasado, presente y futuro se fusionan en un conglomerado de sensaciones dispuestas a nublar nuestro raciocinio. Nos hace olvidarnos de las percepciones y nos invita a disfrutar de la esencia misma de cada sensación, llegando a la raíz de la misma, dejando de lado cualquier otra cosa.

Y es que en este nuestro mundo, ahora que todo parece digitalizarse hasta el punto en que cambiamos muchas de nuestras necesidades primarias por "un minuto más de internet", se está perdiendo ese momentum, en favor de situaciones artificiales regidas por un estricto orden temporal.

Una auténtica pena, pues son precisamente estos detalles imperceptibles a simple vista los que le dan sentido a todo cuanto hacemos y nos proporcionan una satisfacción personal que no puede lograrse de otro modo. Yo no estoy dispuesto a renunciar a estos momentums,

¿Y tu?

jueves, 1 de diciembre de 2011

Como por arte de magia

Estando en la cama a punto de cerrar por completo los ojos, en cosa de un instante, mi cabeza repasa todo lo ocurrido durante el día como si hubiera pulsado el botón de "fast rewind" y en unos segundos volviese al principio de la cinta del día.

Es el aviso previo a la oscuridad; la energía consumida a lo largo del día empieza a hacer mella en mí; los párpados pesan cuatro veces más de lo normal y disimuladamente van cerrándose; los oídos van disminiyendo su volumen y de pronto todo se apaga.

La realidad se doblega ante el poder de la imaginación mostrándose tal cual ante mi, disimulando su naturaleza etérea y otorgándome un inconsciente poder de control sobre la misma. Todo transcurre de un modo normal, sin prisas, pero sin pausas.

Sin embargo hay "algo" que no encaja, alguna de las piezas del rompecabezas que tengo frente a mi es falsa o se ha extraviado. Quizás sea porque todo va tan bien que parece inverosímil; no existen las preocupaciones, mi mente está completamente relajada y una especie de estado de éxtasis constante, obliga a mis mejillas a separarse para dibujar una sincera sonrisa que pasa desapercibida.

Lo poco habitual de la situación me mantiene alerta, pero no impide que sienta cada segundo como un auténtico regalo. Cada sensación se convierte en una obra de arte que no hace más que acentuar mi estado embriaguez.

Todo es como una gran explosión que no parece disiparse, permanece concentrada en un único lugar y yo me encuentro en él. Algo mágico, irreal, pero que sin embargo me aporta confianza y seguridad.

¿Será un sueño?