sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Nuevamente nos encontramos a 24 de diciembre (qué rápido pasa el tiempo...), nuevamente un momento en el que los recuerdos afloran, las personas se acercan para celebrarlo, repasamos inconscientemente lo sucedido y en la mayoría de los casos, esgrimimos una inevitable e inocente sonrisa como cuando éramos niños.

Los que me conocen, saben de esa manía mía tan fea de iniciar el discurso pertinente en las celebraciones, eso de "decir unas palabras", va de serie en mi carácter.

Me gusta eso del sentimentalismo, los buenos recuerdos, decir lo que pienso (igual no se nota por el blog :P) y sobre todo compartirlo con mis allegados. Soy de esos que creen que siempre hay que buscarle la parte positiva a todo, pero también de los que creen que lo más importante son las personas.

No importa cuanto poseamos, si tenemos estudios, un coche aparcado en el garaje, ni siquiera si tenemos un trabajo bien remunerado; nada de eso tiene valor sin las personas que viven en nuestro entorno. Y es que esas personas son las que nos definen, nos ayudan a conocernos a nosotros mismos, aportan valor al resto de cosas y enriquecen nuestras vidas.

Ese, es el principal motivo por el que escribo estas palabras, porque me siento afortunado, porque las que me rodean, son grandes personas, personas que me han apoyado, que han confiado en mi, que se han reído conmigo y con las que he compartido momentos que pasarán al recuerdo.

Así, y aunque también ha habido momentos menos agraciados, hoy, quiero rendir homenaje a través de esta entrada, a los buenos momentos y a las buenas personas que me han acompañado.

Gracias a todos de corazón, os deseo unas felices fiestas y que disfrutéis todo lo que podáis de estos momentos.

Feliz Navidad

Juanma

martes, 20 de diciembre de 2011

Momentum

Todo tiene su tiempo y su momento; es decir, a pesar de la aparente contradicción de esa frase, no es lo mismo el tiempo que el momento, al menos no para mí.

Pasado el tiempo, uno cree que los sucesos acontecidos son consecuencia directa de los anteriores (unos más que otros), situando de forma automática un orden rígido entre los mismos dado su "tiempo" o el momento en el que transcurrieron, pero no por ello, ese momento es lo mismo que el instante en que uno de esos sucesos tiene lugar destacando sobre el resto pero al mismo tiempo apoyándose en éstos.

Es cuando todo cobra sentido, cuando parece que eso que nos contaban en algunas curiosas producciones cinematográficas de la alienación de los planetas no era una mera coincidencia. Pero lo más destacable es que no importa el instante de tiempo en el que tenga lugar, porque cuando es "ese" momento, todo es atemporal.

Pasado, presente y futuro se fusionan en un conglomerado de sensaciones dispuestas a nublar nuestro raciocinio. Nos hace olvidarnos de las percepciones y nos invita a disfrutar de la esencia misma de cada sensación, llegando a la raíz de la misma, dejando de lado cualquier otra cosa.

Y es que en este nuestro mundo, ahora que todo parece digitalizarse hasta el punto en que cambiamos muchas de nuestras necesidades primarias por "un minuto más de internet", se está perdiendo ese momentum, en favor de situaciones artificiales regidas por un estricto orden temporal.

Una auténtica pena, pues son precisamente estos detalles imperceptibles a simple vista los que le dan sentido a todo cuanto hacemos y nos proporcionan una satisfacción personal que no puede lograrse de otro modo. Yo no estoy dispuesto a renunciar a estos momentums,

¿Y tu?

jueves, 1 de diciembre de 2011

Como por arte de magia

Estando en la cama a punto de cerrar por completo los ojos, en cosa de un instante, mi cabeza repasa todo lo ocurrido durante el día como si hubiera pulsado el botón de "fast rewind" y en unos segundos volviese al principio de la cinta del día.

Es el aviso previo a la oscuridad; la energía consumida a lo largo del día empieza a hacer mella en mí; los párpados pesan cuatro veces más de lo normal y disimuladamente van cerrándose; los oídos van disminiyendo su volumen y de pronto todo se apaga.

La realidad se doblega ante el poder de la imaginación mostrándose tal cual ante mi, disimulando su naturaleza etérea y otorgándome un inconsciente poder de control sobre la misma. Todo transcurre de un modo normal, sin prisas, pero sin pausas.

Sin embargo hay "algo" que no encaja, alguna de las piezas del rompecabezas que tengo frente a mi es falsa o se ha extraviado. Quizás sea porque todo va tan bien que parece inverosímil; no existen las preocupaciones, mi mente está completamente relajada y una especie de estado de éxtasis constante, obliga a mis mejillas a separarse para dibujar una sincera sonrisa que pasa desapercibida.

Lo poco habitual de la situación me mantiene alerta, pero no impide que sienta cada segundo como un auténtico regalo. Cada sensación se convierte en una obra de arte que no hace más que acentuar mi estado embriaguez.

Todo es como una gran explosión que no parece disiparse, permanece concentrada en un único lugar y yo me encuentro en él. Algo mágico, irreal, pero que sin embargo me aporta confianza y seguridad.

¿Será un sueño?