O de cómo unos pocos "artistas" dominan las masas con distintas estrategias con un objetivo común: el beneficio masivo, el money-money, la tela, la pasta, los cuartos como suele decir mi abuelo.
Ese vil metal que provoca guerras, pobreza, hambre, que nos encasilla socialmente, y que no deja de darnos dolores de cabeza de todos los colores y sabores. Lo tenemos en el bolsillo, en el banco, bajo el colchón y hasta en la sopa, lo usamos para comprar, vender, sugerir, viajar, para hacer hacer figuritas de papel y estoy convencido de que algunos incluso para limpiarse sus "partes nobles". Es el motor de nuestro mundo.
Se me conoce por mi exacerbada paciencia; ese gran sumidero de cuestiones que encresparían y pondrían de mala leche a la mayoría, y que en mi caso, sólo suponen un nuevo incentivo para emplear mis amplios conocimientos en el noble arte de la relajación física, mental y espiritual. Por suerte o por desgracia, este vórtice tiende a tupirse con las barbaridades cuando llegan sin avisar y en manada.
Podría ponerme a despotricar acaloradamente durante horas sobre la actual (y vergonzosa) situación política, la especulación inmobiliaria y financiera que tanto daño ha provocado, la absurda guerra que se traen los de Apple y Samsung, el intrusismo profesional de algunos sectores, el abuso de las políticas de privacidad, la precaria situación laboral que sufrimos en España, la transparencia de algunos medios, e incluso de los "simpáticos" que se emborrachan todos los fines de semana y se mean bajo la ventana de mi cuarto.
Pero me centraré en la estupidez humana, una de esas cosas que casi podemos certificar que es infinita; con la de tiempo que llevan matemáticos y filósofos intentando convencernos del concepto infinito y lo fácil que hubiera sido empezar por ahí...
Una cualidad única en los seres vivos, sin duda, inherente al ser humano, capaz de buscar formas cada vez más imaginativas de perjudicarse así mismo, y de hacer las cosas MAL (Mutua Aniquilación Legítima), todo o casi todo como consecuencia de la ambición y el abuso de los recursos.
A veces parece que el único objetivo en la vida de algunos sea amasar cuanto sea posible pisoteando a quien se interponga en su camino, sin importar las consecuencias, ¿para qué?, mientras ellos tengan, los demás que se j****
Hoy es uno de esos días en los que la paciencia me desborda, peligrosamente empieza a convertirse en algo habitual. A lo mejor resulta que es porque soy un "tonto el haba" (también lo suele decir mi abuelo) y no acabo de ver la lógica de algunos, pero con todo el revuelo que hay levantado con algunos de los asuntos que mencionaba, igual es que no soy el único... pero vamos que ahora mismo le tronchaba la calavera a más de uno y me quedaba bien agusto... >.<
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