Venideros de una situación incómoda, donde todo parece dar vueltas en un sin sentido al que nadie atribuye una explicación concreta y todo el mundo se dispone a criticar abiertamente, como si realmente supieran de lo que están hablando, o como si eximiendo su propia culpa consiguieran cambiar algo, arreglar las cosas y sentirse mejor consigo mismo y para con los demás.
Sería difícil catalogar una situación que recrudece cada día que pasa, por culpa de unos, de otros o de todos al mismo tiempo; llega un punto es el que eso deja de importar y se tercia necesario recapitular, encontrar la raíz del problema y erradicarlo para sembrar la semilla de los futuros nuevos frutos.
Bien es sabido por los que me conocen, que no me gusta hablar de política (aunque esto no es exactamente política); muchas han sido las conversaciones entre amigos en las que he llegado incluso a mostrar hostilidad porque este tema empezaba a monopolizar la conversación.
Las razones son muchas, y como todo lo que escribo en este blog, no deja de ser una opinión/reflexión, pero la principal de todas ellas, es que a menudo subestimamos la complejidad de lo que supone establecer un método eficiente para la organización y la gestión de los recursos.
Lo que me lleva directamente a pensar que al menos yo, me veo incapaz de afrontar "el problema" ante una nube densa y casi opaca de soluciones "a medias" que además no me dejan ver el conjunto. Lo cual al mismo tiempo, es una contradicción a mis principios, pues bien sabido es también por lo que me conocen, que no suelo achantarme ante problemática alguna por muy compleja que sea, soy de los que creen que siempre hay una forma de buscarle las cosquillas al gato.
Seguramente, casi con toda probabilidad, y cerca de estar certificado como una certeza absoluta, será una cuestión de falta de "visión de juego", porque oye, nadie nace sabiendo, como decía mi abuelo, y por supuesto no todo el mundo ve las cosas de la misma forma, pero eso no quita que la fría idea que me incita a escribir esta entrada me resulte inquietante y al mismo tiempo pueda padecer de cierta verdad.
Habrá quien salte a la palestra con la excusa de que es más sencillo de lo que parece y trate de explicarme detalladamente los pormenores (curiosa la definición que da la rae a pormenores: Conjunto de circunstancias menudas y particulares de algo...) del funcionamiento del "sistema" y por qué unas cosas son de una forma y otras de otra totalmente distinta.
No les culpo por ello, es más, se lo agradezco, puesto que mi cerebro apesar de su modesta edad, sigue siendo como una esponja y aprovecha la más mínima para absorber conocimientos, algunos más inútiles que otros, pero al fin y al cabo conocimientos.
Pero siempre o casi siempre que "me dejo" cautivar por estas explicaciones, al final acabo inquiriendo con alguna cuestión que invita a pensar que el aparentemente sencillo "sistema", hace aguas por más de un sitio.
Todo ello y alguna otra cuestión que me reservo para otro momento, me conduce a la siguiente conclusión: ¿Realmente disponemos del "lenguaje" adecuado para manejar esto? (Nótese el parecido con cierta escena de la película The Matrix) ¿O existe un defecto de base, que irremediablemente nos conduce a una anomalía sistémica que evoca a la catástrofe? (Nótese la referencia esta vez a The Matrix Reloaded).
Tiendo a pensar que no tenemos la respuesta, pero eso es algo que acabaremos descubriendo tarde o temprano, ¿no?
Es difícil no hablar de política hoy en día. Aunque realmente, ¿la política es la que nos ayudaría a salir de la crisis global en la que nos encontramos? ¿Acaso ellos (políticos) gestionan los recursos que consideramos nuestros?
ResponderEliminarNo pienso que el problema actual estuviese en la mano de ningún partido. Los gobiernos deben y piden dinero a macro-corporaciones más ricas que países; esas son el problema y solución. Al no haber dinero suficiente para avanzar más rápido, hemos empezado a jugar con el dinero a 20, 30 años... que nadie tiene aún.
Pero las elecciones nos permitían decidir hasta qué punto seremos violados. Si se permitiría que los que se hacen (más) ricos robando lo tendrían más fácil, si los que recortan libertades no económicas estarían de nuevo en el poder. Desde Franco, no existía un poder (¿legítimo?) como el de ahora, donde todas las cámaras y poderes pertenecen al mismo "partido"; a todos los niveles territoriales de alto poder.
Gasolina y cerillas para el pueblo. El negocio del mañana, yo lo veo.
Precisamente todo esto es lo que me abruma, la complejidad de un sistema que pasa por la política, la economía de (¿libre?) mercado, la concesión de poderes, financiación sin límites, legitimidad de los actos que afectan a toda la sociedad... son cuestiones tan críticas que me asusta pensar que no se están gestionando correctamente y no sólo a nivel político.
ResponderEliminarEfectivamente las elecciones nos permitirán elegir, pero ¿sabemos qué es lo que estamos eligiendo? ¿es esta elección la que necesitamos? insisto, no me refiero sólo a la cuestión política, sino al compendio de que son causa y al mismo tiempo efecto de la situación.
Abogo por la gasolina y las cerillas, en las manos adecuadas pueden ser muy efectivas ;)