Allá por el año 2000, vi una película muy recomendable llamada "Equipo a la fuerza" en su versión española (The replacements, es su título original), que protagonizan Keanu Reeves y Gene Hackman entre otros.
En un momento determinado de la película, el protagonista habla de las arenas movedizas, no como el conocido fenómeno físico que se da en un hidrogel coloide cuando se introduce una leve perturbación de la tensión de las arenas que "engulle" prácticamente todo lo que origine dicha perturbación, sino como la sensación que se produce cuando a pesar de un esfuerzo continuado por hacer las cosas bien, sucede que no todo sale como esperábamos y de hecho suele empeorar la situación, llevándonos a un círculo vicioso que nos hunde en nuestra propia frustación; similar al efecto anteriormente descrito.
Y, ¿a qué diantres viene todo esto ahora? pues es muy sencillo, a que todos hemos pasado por ello alguna vez, algunos más que otros, pero todos lo hemos vivido, sin excepción.
Aún recuerdo la sensación de hace unos días cuando salí con los amigos de ruta en bici, en los últimos metros, cuando ya las fuerzas escaseaban bastante, nos atrevimos a hacer una última escalada a modo de "colofón" por el trabajo bien hecho.
Entonces, cuando ya empezaba a pensar: "venga Juanma, que este ya es el último repecho..." de repente... ¡plas! noto como violentamente se me aceleran las piernas y la bici se detiene casi por completo, lo que me obliga a hacer un auténtico alarde de velocidad, reflejos e intuición para desengancharme los pedales automáticos a toda prisa y evitar caerme en mitad del asfalto.
Se había salido la cadena... Reventado, pero con bastante motivación todavía, pongo todo "en su sitio", me sitúo casi perpendicular a la carretera (la inclinación de la montaña no es moco de pavo) y me vuelvo a enganchar a pedalear, con más ímpetu, para recuperar el tiempo perdido, y de pronto... ¡plas! no había recorrido ni diez metros cuando volvió a ocurrir...
La motivación empieza a evaporarse junto al sudor de mi nuca que cae rendido ante un sol de justicia. Esta vez me lo tomo con un poco más de calma e intento autoconvencerme: "Venga Juanma, lo importante es que llegues arriba", pero inevitablemente las pocas fuerzas que me quedan empujan mis piernas como si no hubiera un mañana y unos metros más arriba... ¡plas!...
Tras la nueva derrota, tres minutos para respirar y cuatro más para reflexionar, conseguí ponerme de nuevo sobre la bici y completar la subida (esto me recuerda que debo de revisar la sincronización del cambio trasero :P).
Es una historia "tonta" que refleja la sensación que describía en los primeros párrafos, pero que me sirve de apoyo para remarcar la importancia de no rendirse, ni venirse abajo ante las adversidades. La recompensa está ahí arriba esperándonos, sólo hay que seguir luchando y tarde o temprano la alcanzaremos ;)
"La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva" - José Saramago
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