sábado, 25 de junio de 2011

Desvirtualización

Parece uno de estos extraños vocablos de compleja significación que habitan en nuestra rica lengua, pero sin ir más lejos, desvirtualizar es como se le llama a conocer algo o alguien en su forma física real (lo que viene siendo el cara a cara normal y corriente de toda la vida) del que sólo teníamos una noción o contacto enteramente virtual.

Solemos emplear dicha palabra para enfatizar el carácter "real" de una determinada actividad que en los tiempos que corren, habituamos a llevar a cabo a través de algún medio digital y que en el fondo, no deja de ser algo tradicional como lo que se hacía antaño de la misma forma, pero que ahora de repente parece algo "novedoso".

Se dice que nos encontramos en lo que denominamos la sociedad de la información, o como ya me atreví a aventurar hace algún tiempo, la sociedad del conocimiento, pues toda esa información flotante en el espacio-tiempo digital comienza a interconectarse entre sí dejando entrever casi de forma autodescriptiva el conocimiento que en ese mundo virtual se esconde. ¿O no?

Reflexionando tranquilamente sobre ello, se me plantean algunos interrogantes que ponen en tela de juicio mi propia hipótesis, aunque como trataré de concluir en esta entrada, en realidad la refuerzan. La primera de estas cuestiones es relativa a la transparencia de la información.

Un tema altamente inflamable, sin duda, ya que una de las "ventajas" de la interconexión digital, es el anonimato y la posibilidad de expresar prácticamente cualquier cosa, a pesar de la terrible batalla digital que últimamente se está librando por evitar que esta libertad quede coartada por leyes. Aunque no es esta libertad la que pone en duda la veracidad de los infinitos testimonios que populan la red, sino la falta de perspectiva. Y es aquí donde surge la otra cuestión sobre la que quiero hacer hincapié, de la que depende la existencia de toda tecnología, que define los parámetros de ese tejido espacio-temporal lleno de unos y ceros, le da forma, y le otorga vida: las personas.

Esos extraños seres erguidos que en algún determinado momento tomaron conciencia de sí mismos para ser inteligentes, cualidad que aprovecharon para la construcción de herramientas que facilitaran las primitivas tareas más arraigadas a la supervivencia y que hoy en día pasan por numerosos ámbitos muy distintos, producto de la evolución.

Es la tecnología, señoras y señores, ese conjunto de conocimientos técnicos ordenados científicamente que nos permiten desarrollar bienes o servicios para satisfacer tanto nuestras necesidades como nuestros deseos. Pero el insostenible crecimiento que ésta experimenta hace que la línea que separa el uso de la tecnología con su dependencia, sea cada vez más difusa. Cada vez más, pretendemos adaptarnos a las "tendencias" obviando el hecho de que la tecnología está ahí para servirnos, para adaptarse a nosotros, y no al revés.

Por eso es que las personas siempre son lo más importante y no deberíamos de caer en la trampa de pensar que las nuevas formas de comunicación surgidas de esta obscena evolución, son "la" forma de comunicarse, no son más que una extensión de lo que se ha podido hacer siempre, pero pierden gran parte de la esencia del contacto humano.

Hablar con una persona estando frente a ella, proporciona una experiencia que no puede compararse con lo que una herramienta puede ofrecernos, por muy sofisticada que esta sea. Es una experiencia que enriquece nuestros sentidos y por supuesto nuestras vidas, algo que no debe de sustituirse por la efímera relación abstracta existente entre, usuario-pantalla-pantalla-usuario. Algo tan nimio como una sonrisa, ya expresa mucho más de lo que un conjunto de caracteres e imágenes puede; su curvatura, su extensión o las pequeñas muecas que el efecto de la propia sonrisa producen en el resto del rostro, son pequeñas partes de una experiencia que no puede "encerrarse" en una imagen o en palabras.

Llegados a este punto, podemos entrever por qué ese conocimiento existente en la red, es "plano", y no está exento de muy diferentes interpretaciones causadas sin duda por la falta de ese enriquecimiento propio de la experiencia humana. Sin embargo, no son cuestiones mutuamente excluyentes, y de hecho su uso complementario aporta numerosas ventajas, que de otro modo, no son posibles, al menos no en tiempo.

La tecnología es uno de los grandes logros de la humanidad, junto al mayor de todos, las personas. No lo olvidéis ;)

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