Fecha original: miércoles, 11 de mayo de 2011
Un título muy genérico, casi predecible, para una entrada que se ha visto aletargada por gran cantidad de acontecimientos que me han mantenido alejado de mis inquietos dedos.
Y es que hace ya unos cuantos meses que no dedico mi ¿valioso? tiempo a sentarme tranquilamente y escribir, pero como se suele decir, después de la tormenta siempre llega la calma, no hay más que ver que mi última entrada data de la nochebuena, un discurso casi obligado para cualquier amante de la escritura.
Es por ello que mi mente tiene la mala costumbre de cuestionar todo lo que me rodea, analizarlo detenidamente e inundarme con gran cantidad de información que de un modo u otro trato de expresar. Porque siendo sincero, atesorar tan ingente cantidad de dudas, injurias, deducciones, afirmaciones, negaciones, ideas y propósitos en tal humilde calavera, no es la mejor de las soluciones.
He ahí, que de una mente inquieta como la mía surgan unos dedos igualmente inquietos deseosos por plasmar todo lo que puedan, en los tiempos que corren, a través de un teclado.
¿Y por qué retomar la escritura hablando de la imaginación? ¿es acaso una cosa ineherente a la otra? ¿o es más bien una cuestión de encontrar la razón que me empuja a escribir?
Esta tarde, durante una conversación con unos amigos, ha surgido una de mis aficiones favoritas de cuando "yo era joven", los lego. Si si, esas pequeñas piececitas de plástico que se encajaban unas con otras para construir "cosas" más grandes. Y es que se podía hacer de todo, un coche, una casa, una nave espacial, un robot... cualquier cosa, sólo eran necesarias unas cuantas piezas y el ingrediente especial: la imaginación.
Por aquel entonces no era demasiado consciente de su importancia, pero me hacía ser creativo, y el simple hecho de proponerme un objetivo a construir y llegar a concluirlo, generaba una recompensa en forma de satisfacción personal que inevitablemente me conducía a proponerme un objetivo mayor y por tanto a seguir "alimentando" esa imaginación propiciadora de los hechos en cuestión.
Extraño y curioso al mismo tiempo, pero escribir no dista tanto de esa primitiva idea de crear o construir, encajando pequeñas piezas una tras otra, dejándose llevar por la imaginación, para lograr un objetivo que en el fondo expresa nuestros pensamientos, esa creatividad que tanto escasea últimamente y tal como comentaba algún párrafo atrás, re-alimentando a su vez la imaginación y el poder de la curiosidad que inicialmente nos incitó a comenzar.
En esta tesitura, no dejo de plantearme, cómo serían las cosas si todos pusiéramos de nuestra parte procurando ofrecer una perspectiva constructiva a la hora de afrontar todos los aspectos de nuestras vidas, si en lugar de ser tan críticos y pasivos fuéramos más activos y procurásemos crear cosas cada vez mayores, crear mejores relaciones humanas, crear un mensaje más profundo de las cosas que realmente importan...
Tal vez lográsemos algo grande, algo tan ambicioso como la satisfacción general, algo que no deje indiferente a nadie y al mismo tiempo nadie pueda sentirse indiferente ante ello.
¿Seríamos capaces de tan faraónica obra maestra?
La respuesta está en la imaginación
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